Atrás Bitácora del primer año

Bitácora del primer año

  • 18/02/2021

El próximo 19 de febrero se cumple un año de mi nombramiento como directora de ANECA. Decir que ha sido un año intenso, de realidades imprevistas, también de realidades desconocidas, de navegar por aguas no siempre apacibles, en una nave sometida en ocasiones a fenómenos meteorológicos adversos, quizás pueda pensarse que no aporta información sustancial sobre lo que se supone que doce meses en un cargo así significan, pero sí da en cierto modo la medida de lo que se vive dentro de esa nave.

El próximo 19 de febrero se cumple un año de mi nombramiento como directora de ANECA. Decir que ha sido un año intenso, de realidades imprevistas, también de realidades desconocidas, de navegar por aguas no siempre apacibles, en una nave sometida en ocasiones a fenómenos meteorológicos adversos, quizás pueda pensarse que no aporta información sustancial sobre lo que se supone que doce meses en un cargo así significan, pero sí da en cierto modo la medida de lo que se vive dentro de esa nave.

Con cuerpo y mobiliario de maderas nobles, esqueleto al que dotar de mayor firmeza, estancias de uso por definir, por redefinir; otras, infinitas, por explorar, y sala de máquinas pendiente de engrasar, previa entrega del preciado líquido para hacerlo, ANECA es una sólida embarcación. Y prometedora.

La Agencia puede y debe desempeñar un papel estratégico en el sistema universitario e investigador español, con la calidad como eje central, y lo hace. Es necesario que esté siempre alerta, porque en el acompañamiento también se participa de las necesidades e inquietudes de aquellos con quienes se va. Se buscan soluciones a los problemas que aparecen, se perfilan contextos que hacen la tarea más fácil, se serenan los ánimos y se transmite solidez, se muestra el camino a seguir, aunque el cielo no siempre esté estrellado, porque, no hay que olvidar, que la guía siempre está ahí.

Hemos dotado a esta valiosa nave de un rumbo que seguir, que transcurrirá por aguas nacionales en algunas ocasiones, internacionales en otras. Bien sujeto el timón, con un equipo cercano y optimista, trabajador, que comparte metas y valores, con una extraordinaria vocación de servicio público.

Es esta una embarcación con memoria, porque un lugar así no parte de la nada, sino del trabajo que muchas personas han ido realizando; también del que no se ha hecho. Una embarcación a la que dotaremos de una historia reciente de la que sentir orgullo.

Tras la reunión del Consejo Rector del próximo día 19, lo que ha sido una aproximación desde la abstracción se tornará información detallada, con las coordenadas precisas de los acontecimientos que hemos ido escribiendo durante doce meses en el cuaderno de bitácora de esta nave llamada ANECA.

Mercedes Siles Molina.